ADONDE ORIGINALS

Cuentos de Buenas Noches

para Niñas Rebeldes

Malala Yousafzai narrado por Isidora Guzmán

Había una vez una niña que luchó con todas sus fuerzas para que todos los niños y niñas pudieran tener acceso a la educación. Su nombre es Malala Yousafzai. El nombre de Malala le dio la vuelta al mundo cuando en 2012, con solo 15 años, recibió un disparo en su ciudad natal en Pakistán por defender los derechos de las niñas a la educación. Malala sobrevivió al ataque y desde entonces se ha convertido en una conocida activista a nivel internacional y en la persona más joven en recibir un Premio Nobel de la Paz.

Niñas Rebeldes Podcast: Malala Yousafzai narrado por Isidora Guzmán

Malala Yousafzai narrado por Isidora Guzmán

Isidora Guzman: Había una vez, una niña que pensaba que todos los niños del mundo debían tener la oportunidad de aprender. Su nombre era Malala.  

La familia de Malala vivía en una pequeña casa en Mingora, una ciudad en el valle de Swat al norte de Paquistán. Allí, los ríos fluían cristalinos y las montañas se levantaban imponentes a lo largo del horizonte.

El padre de Malala, Ziauddin, era el director de la escuela de Mingora.

Cuando era pequeña, Malala se paraba al frente del aula vacía, imaginando que daba una clase. 

Al crecer, iba muy contenta a la escuela vistiendo con orgullo su uniforme blanco y azul.

Pero, durante la década del 2000, los talibanes, un grupo político nuevo y estricto, empezaron a tomar el control de la ciudad donde vivía Malala. Ellos decían que muchas cosas estaban mal, como por ejemplo la música, el cine, bailar y…  ¡las escuelas para niñas!  

Malala estaba preocupada de que pudieran cerrar SU escuela. Así que cada noche, cuando se iba a dormir, rezaba: “Por favor, Dios, dime qué hacer. Soy una niña pequeña, pero ¿tal vez tú tienes una misión pequeña para mí?” 

Poco sabía Malala de que su pequeña voz crecería alto y fuerte; y un día, haría eco alrededor del mundo.  

Soy Isidora Guzman Silva. Y esto es Cuentos de Buenas Noches para Niñas Rebeldes. 

Un podcast sobre las mujeres extraordinarias que nos inspiran, producido por Adonde Media.

En este episodio: Malala Yousafzai.

::AMOR POR APRENDER::

Isidora Guzman: Cuando Malala era pequeña, amaba la pizza, el color rosado,y a sus dos hermanos menores… ¡aunque se pelearan todo el tiempo!. 

Pero sobre todas las cosas, Malala AMABA la escuela.  

Leía montones de libros, daba discursos en clase y resolvía problemas de matemáticas con rapidez. La pared de su habitación estaba llena de trofeos resplandecientes que celebraban sus logros. 

Malala quería estudiar medicina y sabía que eso requería de mucho esfuerzo.  

Así que en 2007, cuando los talibanes tomaron el control de su ciudad natal de Mingora, Malala se asustó mucho. En otros lugares, los talibanes habían destruido las escuelas de las niñas para que no estudiaran. Además, atacaban a cualquier persona que dijera algo en su contra. 

Y entonces, en diciembre del 2008, lo que Malala más temía… ocurrió. Los talibanes dijeron que todas las escuelas de niñas de Mingora debían cerrar el mes siguiente. 

A Malala le dolía hasta lo más hondo de su corazón. ¿Cómo se convertiría en médica si no iba a la escuela?  

::ALZANDO LA VOZ:: 

Isidora Guzman: Así que, a la edad de once años, Malala decidió contar su historia. 

Sus padres se preocuparon por su seguridad, pero su papá estaba convencido que los talibanes no serían capaces de hacerle daño a una niña.

Malala dio entrevistas a los periódicos y a las estaciones de televisión locales. Durante los días antes de que su escuela fuera cerrada, incluso llegó a escribir un diario secreto para la BBC, una famosa estación de noticias de Reino Unido.  

Rápidamente, las personas alrededor del mundo leyeron sobre Malala y las cosas peligrosas que sucedían en Swat. 

Pero, aunque las palabras de Malala dieron la vuelta al mundo, no pudo evitar que los problemas llegaran a Mingora. 

En 2009 el gobierno paquistaní llevó tropas a la ciudad para luchar contra los talibanes. Muchas noches Malala se iba a dormir con el ruido de los disparos y el estruendo de los bombardeos. 

Pero un tiempo después, el Ejército Paquistaní logró sacar a los talibanes fuera de su pueblo. 

Cuando todo se calmó, lentamente, las cosas comenzaron a regresar a la normalidad.  

Y lo más importante fue… ¡que Malala volvió a la escuela!. 

::LA TORMENTA SE AVECINABA::

Isidora Guzman: Pocos años después del conflicto, la tranquilidad parecía haber retornado a Mingora. 

Las calles laberínticas de la ciudad se llenaron con motos y bicitaxis. Los niños jugaban al cricket en las calles. Los dueños de las tiendas volvieron a abrir sus negocios. Y la mamá de Malala, Toor Pekai, ya no tenía más miedo de ir al mercado sola.  

Malala tenía 15 años. Se reía, charlaba con sus amigas y estudiaba mucho cada noche.

Pero, aunque los talibanes se habían ido de Mingora, su sombra se sentía en la ciudad… la cubría como un velo.  

Malala continuaba luchando por la educación de las niñas y trabajando por la paz. Ziauddin, su papá, también lo hacía. Y por esto, él recibía constantemente cartas amenazantes. 

Entonces, un día, Ziauddin encontró algo en internet que hizo que su corazón se le saliera de la garganta: los talibanes habían amenazado la vida de Malala. 

“Tal vez deberíamos detener nuestra campaña por un tiempo”, le dijo Ziauddin a Malala, con lágrimas brotando de sus ojos.  

Pero Malala negó con su cabeza. Algo grande había crecido dentro de ella: una fuerza poderosa, una vocación que le hacía no tener miedo.  

Recordó cómo su padre siempre había defendido sus creencias, incluso en los peores días de la presencia talibana. 

Malala hizo un esfuerzo por reunir el valor de su padre, mientras lo miraba fijamente.  

Abá, tú eras el que decía que si creíamos en algo mayor que nuestras propias vidas, entonces nuestras voces se multiplicarían, incluso si estamos muertos,” dijo ella. “No podemos detenernos ahora”. 

De todas formas, más tarde Malala se preguntó: ¿qué podría hacer si alguno de los talibanes la atacaba? Se imaginó… ¡golpeándolo con su zapato!

Pero se dio cuenta de que, si usaba la violencia, estaría siendo igual que ellos.  

“No debes tratar a los otros con crueldad”, se dijo a sí misma. “Debes combatirlos con paz”.

::¿QUIEN ES MALALA?::

Isidora Guzman: Unos meses después, Malala recorría las calles de Mingora en el autobús, regresando a su casa desde la escuela. Se reía, cantaba y charlaba con otras niñas.  

De pronto, el autobús se detuvo, y dos hombres armados subieron a bordo. 

“¿Quién es Malala?” preguntó bruscamente uno de ellos. Algunas de las niñas miraron en dirección a Malala. 

Tres fuertes estruendos rasgaron el aire. El mundo de Malala se puso negro.  

::UN DESPERTAR MUY LEJOS::

Isidora Guzman: Cuando Malala se despertó, no sabía dónde estaba. Tampoco sabía cuánto tiempo había estado dormida. 

El mundo a su alrededor se veía borroso. Y cuando los extraños en su habitación le hablaban —algunos en inglés y otros en su propia lengua, Urdu— era como si estuvieran al final de un túnel muy lejano. 

Malala tenía un tubo en su garganta, y cuando movía su cabeza, sentía que un dolor muy agudo atravesaba su cerebro. De repente se dio cuenta que estaba… en un hospital. 

Trató de hablarle a las enfermeras y a los doctores, pero no podía por el tubo que tenía en su garganta. Una enfermera escribió el alfabeto en un pedazo de papel, y apuntando a cada letra, Malala deletreó, “¿padre?” y… “¿país?”  

El doctor le dijo que estaba en Birmingham, Inglaterra. Y que su padre estaba a salvo en Pakistán. Su familia la visitaría pronto. 

Durante los días siguientes, Malala pudo entender lo que había pasado: los dos hombres en el autobús eran parte de los talibanes. Ellos habían escuchado de sus esfuerzos por promover la educación de las niñas. Le habían disparado… y casi había muerto.

Malala había sido llevada a múltiples hospitales en Pakistán antes de que finalmente la llevaran en avión a Birmingham. Allí había un hospital que se especializaba en el cuidado que necesitaba. 

El gobierno de Pakistán estaba pagando por ello, le dijeron.  

Ella no podía creer lo que escuchaba. ¿Qué estaba pasando?, se preguntaba. ¿Cómo es que el gobierno de Pakistán llegó a saber lo que le había pasado?  

::RECUPERACION Y RESILIENCIA:: 

Isidora Guzman: Pero no era únicamente el gobierno paquistaní el que sabía de la historia de Malala. Ahora TODOS sabían. 

Las noticias del tiroteo se habían expandido por todo el mundo. Y mientras Malala se recuperaba, el personal del hospital le entregaba… ¡miles de cartas de personas de alrededor del mundo! 

¡Las celebridades tuiteaban mensajes optimistas por la recuperación de Malala! Cuando su familia llegó, el presidente de Pakistán los visitó en el hospital. 

Y el Secretario General de las Naciones Unidas, una importante organización internacional, dijo que el próximo cumpleaños de Malala, el 12 de julio de 2013, iba a ser el Día de Malala en la ONU. 

Malala estaba muy sorprendida al recibir tanto apoyo. ¡No podía esperar a regresar a casa y contarle a su mejor amiga que tenía mensajes de estrellas de cine famosas en los Estados Unidos! 

::NOSTALGIA DE SU HOGAR::

Isidora Guzman: Pero Malala no podía regresar a casa aún. Todavía tenía problemas para mover los músculos de su rostro. Tampoco podía escuchar bien por su oído izquierdo. Los doctores le decían que necesitaba más cirugías. 

A pesar de que su familia ahora estaba con ella, Birmingham se sentía extraña. Los cielos eran grises, y los días eran fríos. 

Malala extrañaba Mingora. Extrañaba el ruido y la risa de sus amigos y familia, que siempre se reunían en su casa. Extrañaba ver el atardecer en el horizonte con fuertes colores naranjas y púrpuras. 

Pero, sobre todo, extrañaba a sus amigos y amigas. 

Después de algunas operaciones más, Malala finalmente pudo oír de nuevo, y logró sonreír casi tan parecido como solía hacerlo.  

El presidente de Pakistán le dio a Ziauddin, su papá, un empleo especial del gobierno en Birmingham. Malala estaba agradecida, pero su gratitud era… agridulce.  

Porque se dió cuenta… de que no volvería a casa. Al menos no por un largo, largo… tiempo. Su país ya no era seguro.  

::UNA VOZ ESCUCHADA ALREDEDOR DEL MUNDO::

Isidora Guzman: Nueve meses después del tiroteo, en su cumpleaños número dieciséis, Malala se subió al podio en la sede de la ONU en la ciudad de Nueva York. Estaba vestida de rosa, con su atuendo y pañoleta favoritos. 

La sala estaba repleta de diplomáticos y casi mil jóvenes activistas de todo el mundo.

Mientras Malala hablaba, el público estaba pendiente de cada una de sus palabras.

“El día de Malala no es mi día”, dijo. “Hoy es el día de todas las mujeres, de todos los niños y de todas las niñas que han alzado su voz para defender sus derechos”.

Malala contó la historia de lo ocurrido nueve meses antes.

“Pensaron que las balas nos harían callar, pero fracasaron”, dijo. “Y de ese silencio surgieron miles de voces. Los terroristas pensaron que cambiarían mis objetivos y detendrían mis ambiciones. Pero nada cambió en mi vida, excepto esto: la debilidad, el miedo y la desesperanza murieron. Nacieron en cambio, la fuerza, el poder y el coraje”.

Cuando Malala terminó, la sala estalló en aplausos. En la primera fila, su padre le sonreía y su madre se secaba las lágrimas. 

Al sentarse, Malala recordó todas las oraciones que había rezado de niña. Muchas de ellas para poder hacer del mundo un lugar mejor, y sobre todo, poner un granito de arena para ayudar a los demás. 

Con una sonrisa, Malala se dio cuenta de que Dios había respondido a sus oraciones. Aunque sólo había crecido unos centímetros, ahora se sentía tan alta como el cielo.

::PREMIO NOBEL::

Isidora Guzman: En los meses y años que siguieron a su discurso en la ONU, las palabras de Malala continuaron resonando en todo el mundo. Y poco a poco, ella y su familia convirtieron su pequeña casa de ladrillo en Birmingham en su nuevo hogar.

Malala iba a la escuela como las demás niñas de su barrio. Disfrutaba de sus clases, pero a veces le costaba entender las bromas de sus nuevos amigos.

En muchos aspectos, no era como las demás niñas de su escuela. Estaba ocupada creando una nueva organización benéfica, llamada The Malala Fund, que ayuda a niñas y niños de todo el mundo a ir a la escuela. 

Y dio la vuelta al mundo para dar discursos, conceder entrevistas y defender los derechos de las niñas y la paz mundial. ¡Incluso escribió un libro!

Un día de 2014, Malala estaba en plena clase de química cuando el vicedirector la llamó al pasillo.

”¿Estoy en problemas?”, preguntó.  

El vicedirector le comunicó una noticia emocionante: Malala había sido elegida para un premio muy importante que se entrega a las personas que hacen del mundo un lugar mejor: ¡el Premio Nobel de la Paz!  

Con 17 años, ¡Malala se había convertido en la persona más joven en recibirlo!

Malala abrió los ojos de par en par, asombrada. La escuela hizo una asamblea improvisada en su honor, donde ella pronunció un breve discurso. 

Y luego… ¡Malala volvió a clase! 

::MALALA HOY::

Isidora Guzman: Ahora que se ha graduado de la universidad, Malala sigue alzando la voz para defender “la educación de todos los niños y niñas del mundo”. 

Y por “la paz en cada hogar, cada calle, cada pueblo y cada país”.

Aun así, dice que es una chica como cualquier otra: le gusta la música pop, se pelea con sus hermanos, odia levantarse temprano por las mañanas y… sigue amando el color rosado.

Malala cree que, al igual que ella, cada uno de nosotros puede marcar la diferencia, sin importar dónde nacimos o lo comunes o extraordinarios que creamos ser. 

Como dijo en su discurso en la ONU: “Un niño, un profesor, un libro y un bolígrafo… pueden cambiar el mundo”.

::OUTRO Y CREDITOS:: 

María Belen: Hola me llamo María Belen Gutierrez, tengo 8 años y vivo en Bogotá, Colombia. Este episodio fue presentado por Isidora Gúzman. 

Isidora es activista por la inclusión y la igualdad en Chile, su país de nacimiento. Tras vivir con una discapacidad, ‘La Isi’ como le dicen, ha sido embajadora de UN Women, la Teletón, y Tremendas. Actualmente lidera la organización colaborativa ‘Encuentra Tu Lugar’. 

Este episodio fue producido por Adonde Media. Está adaptado del podcast en inglés creado por Rebel Girls, basado en la serie Cuentos De Buenas Noches Para Niñas Rebeldes. El libro fue escrito por Elena Favilli y Francesca Cavallo y publicado en Español por Editorial Planeta. 

El equipo de Adonde Media incluye a: Laura Hernández en la producción principal. Mariano Pagella fue el supervisor de la producción y realizó el diseño sonoro junto a Giovana Romano Sanchez. Laurent Apfell hizo la Mezcla y el Mastering. Martín Cruz fue el supervisor general de audio y Martina Castro fue la productora ejecutiva. 

La versión original en Inglés contó con Isaac Kaplan-Woolner en la producción, el diseño sonoro y la mezcla de audio. Alexis Stratton escribió el guión y Katie Sprenger fue la productora ejecutiva. La canción principal fue compuesta por Elettra Bargiacchi. 

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¡Sigue inspirada y continua rebelde! 

Episodio Extra: Conoce a Isidora Guzmán

Isidora Guzmán es activista por la inclusión y la igualdad en Chile, su país de nacimiento. Tras vivir con una discapacidad, “La Isi” como le dicen, ha sido embajadora de UN Women, la Teletón, y Tremendas. Actualmente lidera la organización colaborativa “Encuentra Tu Lugar”.

Niñas Rebeldes Podcast: Extra: Conoce a Isidora Guzmán

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María Belen: Bienvenidos a Cuentos de Buenas Noches Para Niñas Rebeldes. Me llamo María Belen Gutierrez, tengo 8 años y vivo en Bogotá, Colombia. 

Hoy voy a entrevistar a Isidora Gúzman, nuestra presentadora  del episodio de… ¡Malala Yousafzai!

María Belen: Isidora es activista por la inclusión y la igualdad en Chile, su país de nacimiento. Tras vivir con una discapacidad, ‘La Isi’ como le dicen, ha sido embajadora de UN Women, la Teletón, y Tremendas. Actualmente lidera la organización colaborativa ‘Encuentra Tu Lugar’.

María Belen: ¡Hola Isidora! Por favor preséntate y cuéntanos algo más de ti.

Isidora Gúzman: Hola que tal, ¿como están? Mi nombre es Isidora, me gusta que me digan Isi y bueno yo tengo 17 años, soy estudiante terminando ya el colegio, pero también soy activista por la inclusión y los derechos de las mujeres y niñas con discapacidad. Soy fundadora de la organización Encuentra tu lugar, que ayuda a las personas en general a conectar con la inclusión y lugares inclusivos y accesibles.

María Belen: ¿Cómo decidiste que querías hacer activismo desde tan pequeña?

Isidora Gúzman: Bueno, todo esto comenzó más o menos cuando yo tenía unos 12 años, porque sufrí exclusión escolar. Entonces, este periodo en mi vida en el que estuve sufriendo bullying social y viendo que quedé fuera del colegio solo por tener una discapacidad, me llevó a querer levantarme por las injusticias por la falta de inclusión y la no aceptación de la diversidad. Entonces desde ahí decidí que quería hacer un cambio en el mundo y a los 13 años, gracias a la inspiración de una profesora y de mi familia, decidí empezar el rumbo a crear una aplicación, pero luego eso con el tiempo se transformó en la organización que les comenté anteriormente, que ayuda a encontrar colegios, universidades, trabajos, entretención a personas con discapacidad, pero también conecta a personas sin discapacidad con la inclusión, porque la inclusión es de todos. Todos somos distintos y merecemos que las oportunidades se nos brinden en equidad e igualdad.

María Belen: Narraste la historia de Malala. ¿Qué es lo que más te inspiró?

Isidora Gúzman: Lo que más me inspira de la historia de Malala es que siento que a pesar de la adversidad, uno tiene que levantarse y luchar por sus convicciones. De hecho, yo creo que en parte por lo mismo soy así, por referentes como ella. A partir de la adversidad uno puede encontrar un arcoíris y no tiene que detenerse. Nuestra voz es importante y no importa la edad que tengamos: diez, 12, 13, 17. Al igual que los adultos, podemos expresarnos y nadie nos tiene que disminuir. Nuestros derechos son válidos, nuestra voz también.

María Belen: ¿Cómo crees que las niñas pueden contribuir para tener un mundo más incluyente?

Isidora Gúzman: La inclusión no es algo que tenga una regla, pequeñas acciones pueden hacer grandes cosas, esa es mi convicción. Y la inclusión en el fondo es simplemente comenzar a ver las diferencias de los demás como cosas positivas que pueden hacer del mundo un lugar mejor. Y cómo uno puede ser más inclusivo, por ejemplo, en torno a la discapacidad? No utilizando estacionamientos exclusivos para personas con discapacidad. Los ascensores se tiene que saber que son algo particular para personas que lo necesitan. Optar por vías que te permitan ser más inclusivo y también comenzar a cuestionarte tu entorno es, por ejemplo, tu escuela inclusiva para todos? Podría alguien que utiliza una silla de ruedas moverse libremente o cualquier persona se podría sentir cómodo en la comunidad? Entonces, un poco hacerse esas pequeñas preguntas para comenzar a ser inclusivo. Como yo les digo a las personas que son voluntarias en mi organización, todas las personas podemos ser agentes de la inclusión, agentes inclusivos y ser parte del cambio.

María Belen: Si tuvieras la oportunidad de ir a cenar con una niña rebelde o modelo de inspiración, ¿a quien invitarías y por que?

 

Isidora Gúzman: Creo que es una pregunta compleja en cierto sentido. Porque he tenido varios como referentes a lo largo de mi vida. Y una de esas personas ya no está en este mundo. Pero era Ruth Bader Ginsburg a quien yo admiraba mucho, porque creo que lo que ella hizo en romper las barreras y los estereotipos a nivel de legislación y entender que todas las personas tenemos los mismos derechos independientemente, nuestro género es algo muy importante porque todavía se hacen distinciones en torno a eso y yo también quiero ser abogada algún día. Pero Malala también es una inspiración para mí, y yo creo que también la elegiría para ir a una cena con ella y poder conversar acerca de la educación de las niñas, la igualdad, el feminismo y un montón de otras cosas, también viéndola como un referente, porque hoy yo tengo 17 años y si ella pudo ganar un Nobel, ¿qué no se puede hacer? 

María Belen: Y por último, ¿qué te hace una niña rebelde?   

Isidora Gúzman: Yo creo que el poder alzar mi voz. En parte mi personalidad, siempre ha sido extrovertida y nunca me he tapado o me he visto obstaculizada por por mi discapacidad, no? No la he hecho sinónimo de disminución, ni de discriminación, sino que al contrario, la he tomado como un potencial para poder alzar la voz por los demás. Creo que he luchado por mis convicciones y realmente estoy convencida de que quiero hacer un cambio en el mundo. Quiero que las personas estén mejor. Eso me hace una niña rebelde, en querer hacer un mundo más inclusivo, más equitativo y con oportunidades para todas las personas. 

María Belen: ¡Gracias Isidora y hasta la próxima!

María Belen: Este episodio fue producido por Adonde Media, si te gustó corré YA a compartirlo en redes sociales. Y si quieres escuchar más episodios ingresa a www.adondemedia.com o buscalo en tu aplicación de podcast favorita.  

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Equipo de producción

Conooce a los productores, editores, diseñadores de sonido y más que trabajan con nosotros para dar vida a este podcast.

martina

Martina Castro

Productora ejecutiva

Los Ángeles, EE.UU

Laura Hernández

Productora principal

Brooklyn, EE.UU

Mariano Pagella

Supervisor de producción y realizador del diseño sonoro

Buenos Aires, Argentina

Laurent Apfell

Mezcla y mastering

Santiago, Chile

Martín Cruz

Supervisor general de audio

Santiago, Chile

Giovanna Romano Sanchez

Realizadora del diseño sonoro

Los Ángeles, EE.UU